La gran mayoría de lesiones o procesos de dolor crónico se acompañan de atrofia muscular, y lo que inicialmente es una consecuencia de la patología se convierte en una de las causas que la puede cronificar o condicionar recaídas frecuentes. Ello se hace evidente en lesiones de rodilla, hombro o tobillo, no siendo tan perceptible en los pacientes con problemas de dolor crónico de columna vertebral. En el curso del tratamiento de cualquier lesión se alcanza una fase en la que es imprescindible una correcta potenciación muscular.

Es importante que las potenciaciones sean individualizadas y bien dirigidas, adaptándonos a las necesidades de cada uno.

El tener una musculatura bien trabajada implica una mayor protección de las articulaciones previniendo las lesiones futuras y dando una mejor funcionalidad ante las necesidades del paciente.